Seguro que todavía os queda por el congelador algún resto de marisco de las pasadas fiestas, yo tenía unos cuantos langostinos y son los que he utilizado para hacer este guiso de fideos junto con una pescadilla que me compro mi padre en el mercado. No se si lo habré contado en alguna ocasión, mis padres todavía viven con nosotros (en una casa al lado nuestro independientemente) y digo viven porque mi padre va a cumplir este mes noventa años y sigue yendo todos los días a la plaza de abastos a comprar el pescado, le encanta. Su cabeza y sus piernas le funcionan perfectamente, algunos achaques pero a su edad quien no los tiene. Nos podemos considerar unos afortunados de poder disfrutar de los dos, mi madre también cumple en marzo los ochenta y uno y aunque a veces le falla un poco la memoria también goza de buena salud, todo un privilegio.
Es mi madre la que me inculco el amor por la cocina y de ella son muchas recetas de las que aquí comparto, aunque mi padre siempre ha sido también un buen cocinillas y todavía cuando nos reunimos el es quien prepara el arroz o un buen ajo.
A ellos va dedicada la receta de hoy, me metieron el gusanillo de la cocina en vena, mil gracias.
